Ahora que ya empieza el fresquito, voy a tener que llevar a
cabo un cambio mucho más drástico que el sacar los jerséis de punto del altillo
–y eso que lo mío me cuesta–, y es que el frío y especialmente el viento hacen
estragos en la piel de mi cara, manos y labios. Empieza el protocolo de
hidratación al rescate.
Tengo la piel de mi cara extremadamente sensible, y a mis
labios les debe gustar el rollito del dolor, porque en cuanto pueden están
todos despellejados y no sé ellos, pero vamos, yo lo paso fatal. ¡Y qué decir
de las manos! Si durante tooooodo el año voy con crema de manos en el bolso,
ahora que empieza el frío ya ni te cuento.
Pero no importa: tras mucho probar productos, he conseguido
crear el protocolo de hidratación capaz de mantener mi piel a salvo. Mis
mejores aliados son:
Para los labios
He probado muchos bálsamos labiales de muchos formatos
distintos. Durante el resto del año quizá a veces me aventuro a seguir probando
otros, pero cuando el frío acecha, lo tengo claro: Carmex. Conocí esta marca
hace años en El Corte Inglés, aunque tenían muy poca gama –más bien el bálsamo
clásico– y claro, luego pisé Estados Unidos y me volví loca. Cada vez que voy,
me traigo unos pocos porque hay mayor variedad de formatos y de olores
distintos. Para mí, es el mejor porque me ha curado los labios de prácticamente
un día para otro cuando los tenía en modo muerte y destrucción. Además, hasta
Carrie Bradshaw lo sabe, que aquí tengo la prueba –aunque he pillado a la pobre
de mal en este fotograma… Perdona, Carrie, sin rencores–. ¿Ves la tapa amarilla
en su mano? Es el símbolo inconfundible de Carmex. Si quieres hacerte con uno,
te recomiendo Primor porque es donde tiene el mejor precio, aunque actualmente
quizá en El Corte Inglés haya más gama. Mi formato favorito es el de click stick –concretamente el de cereza, pero aquí igual te cuesta encontrarlo–, aunque también tengo
siempre a mano el clásico tarrito porque cuando me resfrío y tengo la nariz
fatal, también lo uso como reparador.
Para la cara
En este apartado ya me pongo en plan relativo, porque no hay
nadie que conozca tu piel mejor que tú misma. La mía es extremadamente sensible
y con piel más bien seca. Si no es tu caso, lógicamente por muy bien que me
funcione a mí, quizá mi recomendación no sea óptima para ti, ten eso en cuenta.
Eso sí, si eres de las mías, de las que con el viento invernal se te corta la
cara y todas las cremas te producen un dolor infernal, tras muchas pruebas y
muchos llantos, ¡tengo la solución! Mi crema hidratante predilecta en invierno
es Toleriane Ultra, de La Roche Posay. Los motivos son muchos, pero haciendo un
resumen breve, es la mejor para las pieles ultrasensibles porque la calma y no
escuece en absoluto aun cuando la piel esté irritada. Si quieres saber más
sobre Toleriane Ultra, en este enlace te explico todo todito. Puedes comprarla en cualquier farmacia, pero, de nuevo, si tienes un Primor a mano tu bolsillo te lo
agradecerá, pues te costará unos 16€ mientras que en farmacias y parafarmacias suele
estar más cerca de los 20€.
Para las manos
Como te contaba, durante todo el año llevo crema de manos en
el bolso, pero cuando necesito hidratación extra, entonces opto por la jugada
en equipo: llevo una crema hidratante de manos que no sea muy pegajosa y que
absorba rápido en el bolso, y en casa me doy una bien hidratante, no me importa
que se tarde en absorber porque no tengo prisa. Para formar este equipo recurro
a Neutrogena y su crema de manos concentrada en el papel de la más hidratante y
algo pegajosilla –no queda pegajosa, pero la textura no es ligera en un principio
y tarda un poco en absorberse– y a Essence y su 24h hand protection balm para
llevar en el bolso. Aunque siempre he comprado la de color rosa, la llamada repair dentro de la gama, ahora la marca
low cost ha sacado unas ediciones
limitadas, inspiradas en los cake pops de repostería, con unas fragancias que me muero por probar. Atenta: vainilla y
canela, cereza y coco, y galletas y almendra. Estas ediciones están a la venta
desde este mes hasta diciembre. En cuanto las vea, las compro y hago una review
para enseñártelas –que pena que no pueda enseñar el olor–.
Con este equipo, mi cara, mis labios y mis manos aguantan
sanos y salvos el frío que haga falta. Porque, siendo realistas, me encanta el
frío y poder llevar gorros de punto, ¡son tan monos! Pero de eso ya hablaremos
otro día. Ahora, te toca a ti: ¿tienes algún ritual para hacer frente al frío
invernal?